Los Guerreros Águila eran guerreros solares, diurnos. Eran iniciados en la cara masculina del conocimiento. Pero así como hay luz de día, hay luz en la obscuridad. Su labor en el ejercito era la de incursionar en los campos enemigos como espías o entregar mensajes de guerra.
Su uniforme era colorido, cubierto de plumas, en las piernas de este guerrero llevaban una banda de piel, y en la cabeza usaban cabezas de águilas, o diseños con cabezas de águilas. Las armas que utilizaban eran las atlatl (lanza-dardos), arcos, espadas y otros tipos de dagas. Las espadas mexicas eran las macahuitl (garrotes de madera con puntas de obsidiana), las cuales eran muy filosas, pero se desgastaban o quebraban fácilmente.
El Guerrero Águila emprende el vuelo y desde las alturas, con una vista majestuosa e impresionantemente precisa, aprende a vivir, para sí mismo y por el bien de su comunidad.
La obscuridad del día nos impide ver las estrellas y por ello en la antigüedad se pensaba que el sol mataba a las estrellas. El Guerrero Águila aprende a moverse en esa oscuridad del día.
“Eres tú, guerrero águila, el hombre de valor y de verdad. Ahora adquieres tu estatura perfecta. La de un guerrero. Tu misión es andar por el mundo, velar por los pueblos, defender la verdad y el honor. Mostrar con tu ejemplo nuestra sabiduría, enseñar a otros, orar por otros, educar en estos misterios”
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